1. Diferentes
formas de escritura cifrada en la Antigüedad y la Edad Media
Ya las primeras civilizaciones desarrollaron
técnicas para enviar mensajes, especialmente durante las campañas militares, de
forma que, si el mensajero era interceptado, la información que portaba no
corriera el peligro de caer en manos del enemigo. Desde la Antigüedad,
pues, se utilizaron varios procedimientos para velar u ocultar la escritura:
caso, por ejemplo, de tatuar un mensaje en la cabeza afeitada al mensajero ―generalmente un esclavo― para después dejarle crecer
el pelo y enviar así el mensaje oculto; caso también de escribir mensajes en
tablas que luego eran cubiertas con cera, de forma que parecían no haber sido
usadas. Pero fundamentalmente se dieron estos tres tipos o sistemas de escrituras criptográficas:
a) Invisible. Es la
que escapa a la vista de cualquier persona, utilizando fórmulas como la
descomposición de tintas simpáticas que impedían ver la escritura. Estos
mensajes secretos se escriben, por lo general, entre las líneas de una carta
realizada con tinta común, para que no llamara la atención una hoja en blanco.
También solían escribirse la información importante en el dorso o los márgenes
de la propia carta. Era habitual el uso de vinagre, zumos de frutas u orina. Al
calentar el papel, la escritura oculta se hace visible.
b) Disimulada. Es la
que presenta un texto a la vista con un significado aparente y distinto al de
la comunicación.
c) Cifrada. Es la
que su texto carece de significado aparente, ocultándose el significado real de
los signos escritos. Puede afectar a letras, grupos de letras, sílabas,
palabras, frases, etc. o hacerse de manera híbrida.
Para ocultar el significado real se recurrió
a dos procedimientos en la Antigüedad:
Uno era el
llamado método de trasposición, que consiste en ocultar la relación de
significado entre varias palabras de modo que, para la intelección del texto,
se hacía preciso el cambio de posición o la inversión de los elementos del
texto a la vista.
Algunos
pueblos antiguos utilizaron trozos de cuero con escritos en aparente desorden
con espacios interlineales constantes; al enrollar esas tiras en espiral en una
barra cilíndrica de longitud y diámetro convenidos que servía como clave, las
letras se yuxtaponían desvelando el verdadero significado del texto.
Cilindro o escitala espartana
Antonio Sánchez en: TABULARIUM Edit. N1